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Music Video Links Drive |  No Fun |  Absolution Calling |
 Stellar |  Loneliest |  Aqueous Transmission |
 Warning |  Talk Shows on Mute |  Anna Molly |
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Artist Biography

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Incubus es una de esas bandas que parecen haber nacido dentro de una tormenta eléctrica, mezcla de espiritualidad californiana, funk sudoroso y la furia emocional del rock alternativo de los noventa. Se formaron en Calabasas, California, en 1991, cuando un grupo de adolescentes con inquietudes místicas y oídos abiertos decidió llevar el espíritu de los Red Hot Chili Peppers y Faith No More hacia territorios más etéreos y psicodélicos.
El núcleo original lo componían Brandon Boyd (voz y percusión), Mike Einziger (guitarra), Alex Katunich “Dirk Lance” (bajo) y José Pasillas (batería). En 1998 se sumó DJ Chris Kilmore, reemplazando a Gavin Koppell (DJ Lyfe) y aportando texturas electrónicas que terminarían por definir la identidad del grupo. Boyd era la figura más visible: carismático, espiritual, con un timbre que oscilaba entre la meditación y el grito. Einziger, mientras tanto, se consolidó como uno de los guitarristas más imaginativos del rock alternativo, combinando riffs densos con experimentos armónicos dignos de un estudiante de física cuántica (que luego sería, literalmente).
Su debut independiente, Fungus Amongus (1995), mostraba una energía desbordante, mitad funk, mitad caos adolescente. Pero el punto de inflexión llegó con S.C.I.E.N.C.E. (1997), un álbum frenético y experimental donde el metal, el jazz y la electrónica convivían en un mismo laboratorio sónico. Ese disco les ganó una reputación de culto: eran raros, inteligentes y viscerales.
El éxito masivo llegó con Make Yourself (1999), con canciones como Drive y Pardon Me, el grupo encontró el equilibrio entre la introspección y el músculo. Fue su entrada a la corriente principal sin perder rareza, un acto de equilibrio que pocos han conseguido. Le siguió Morning View (2001), grabado en una casa frente al océano en Malibú. Su sonido reflejaba ese entorno: cálido, expansivo, espiritual. Se convirtió en su obra más querida, un refugio sonoro para una generación que crecía entre la ansiedad digital y el deseo de calma.
A lo largo de los años siguientes, Incubus siguió mutando. A Crow Left of the Murder... (2004) amplió su ambición con tintes progresivos; Light Grenades (2006) los consolidó como una banda de estadios sin renunciar a la complejidad. Luego llegó un periodo de pausas, proyectos paralelos y una cierta reinvención con If Not Now, When? (2011), más atmosférico y minimalista.
Su longevidad se explica por algo más que talento técnico, Incubus siempre ha sido un organismo vivo, cambiante. Mientras muchas bandas de su generación quedaron atrapadas en la nostalgia del nu-metal, ellos siguieron mirando hacia adelante, explorando el espacio entre la carne y la mente.
En la actualidad, con Boyd, Einziger, Pasillas, Kilmore y el regreso ocasional de Dirk Lance en colaboraciones especiales, Incubus continúa girando y grabando, alternando introspección y energía volcánica. Su legado es el de una banda que aprendió a reconciliar la espiritualidad con la distorsión, el funk con la filosofía, y que aún, más de treinta años después, suena como si estuviera tratando de entender el universo desde un amplificador Marshall.
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