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The Kooks son una banda británica formada en Brighton en 2004, una época en la que el indie rock estaba en plena efervescencia y el Reino Unido vivía una nueva ola de guitarras brillantes, parkas y ambiciones pop. La alineación original reunió a Luke Pritchard (voz, guitarra), Hugh Harris (guitarra, coros), Max Rafferty (bajo) y Paul Garred (batería), cuatro jóvenes con una mezcla explosiva de arrogancia, romanticismo y oído para el estribillo perfecto. Desde sus primeros ensayos en los pasillos del Brighton Institute of Modern Music, tenían claro su propósito, componer canciones tan pegadizas que no pudieras quitártelas de la cabeza ni queriendo.
Su nombre, tomado del tema de David Bowie “Kooks”, fue toda una declaración de principios, una banda que abrazaba la excentricidad, el desenfado y la sensibilidad pop. Su debut en 2006, Inside In/Inside Out, los catapultó directamente al estrellato con una serie de himnos juveniles ("Naïve”, “She Moves in Her Own Way”, “Seaside”) que definieron una generación universitaria entera. Los Kooks se convirtieron en la cara más soleada del indie británico, una alternativa menos atormentada que Arctic Monkeys pero igual de contagiosa.
El éxito fue tan inmediato como abrumador, y el grupo se vio empujado a giras interminables, portadas de revistas y una fama que amenazaba con devorarlos. Sin embargo, en lugar de repetirse, The Kooks optaron por crecer. Konk (2008) mostró un sonido más sólido y pulido, confirmando que podían evolucionar sin perder su encanto. Con el tiempo, las tensiones internas y los cambios de bajista y batería fueron moldeando su identidad, pero el núcleo creativo de Pritchard y Harris mantuvo el timón.
A lo largo de la siguiente década, The Kooks exploraron nuevos caminos, del pop sintético y la elegancia moderna de Listen (2014) al tono introspectivo y melódico de Let’s Go Sunshine (2018), y finalmente al aire cálido y maduro de 10 Tracks to Echo in the Dark (2022). En cada disco, el grupo demostró una habilidad casi instintiva para transformar la melancolía en melodía, y el desamor en pura luz sonora.
Con su mezcla de ingenuidad pop, riffs de guitarras cristalinas y una energía que parece eterna, The Kooks se han ganado un lugar especial en la historia reciente del rock británico. Son una banda que nunca ha perdido la capacidad de sonar fresca, incluso después de veinte años de carrera.
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