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Marchin’ Already es el tercer álbum de la banda, vio la luz el 15 de septiembre de 1997 otra vez con MCA Records.
Brendan Lynch de nuevo en la producción, ya convertido casi en quinto miembro no oficial. El disco se grabó entre los estudios de Cornwall y el propio Moseley Shoals Studio en Birmingham, con la banda en plena confianza. El ambiente era distinto, ya no eran outsiders buscando un hueco, sino una formación engrasada que llenaba pabellones.
El sonido se mantiene fiel a la fórmula del anterior, pero con un punto más eléctrico y expansivo. Simon Fowler canta con un aire más soulero y seguro, casi como un predicador rock. Steve Cradock se explaya con guitarras que alternan rugidos potentes y arpegios brillantes (su papel como guitarrista de Paul Weller durante este periodo se nota en la madurez de sus riffs y solos). La base rítmica de Damon Minchella y Oscar Harrison refuerza ese toque groovy que impide que la música caiga en el puro revival.
Los singles fueron imparables: “Hundred Mile High City” (con ese riff que abría la película Lock, Stock and Two Smoking Barrels de Guy Ritchie) se convirtió en clásico instantáneo. “Travellers Tune” y “Better Day” reforzaron su perfil más melódico y accesible, mientras que canciones como “It’s a Beautiful Thing” (con P. P. Arnold aportando coros soul) mostraban que podían moverse entre lo grandilocuente y lo íntimo.
La crítica fue menos entusiasta que con el anterior, algunos periodistas británicos empezaron a acusarlos de repetirse y de abusar del clasicismo. Sin embargo, eso no impidió que el público los llevara al número 1 en las listas británicas, desbancando nada menos que a Be Here Now de Oasis, que estaba entonces en pleno huracán mediático. Ese detalle quedó como anécdota histórica: Ocean Colour Scene, con menos prensa y glamour, superaron en ventas a la banda más famosa del país en ese momento. La repercusión fue enorme: giras multitudinarias, presencia continua en festivales y un estatus de banda de directo infalible. Vendió más de un millón de copias en Reino Unido y consolidó su base de fans como una de las más fieles del britpop.
Como curiosidad, Paul Weller colaboró en varios coros y se dejó ver en el proceso de grabación, reforzando esa conexión de Ocean Colour Scene con la vieja guardia mod.
En su carrera, Marchin’ Already fue el pico comercial absoluto, el momento en que Ocean Colour Scene podían codearse en igualdad con Oasis, Blur o Pulp. Para algunos fans, es incluso superior a Moseley Shoals en fuerza; para otros, el comienzo de cierta autocomplacencia. En cualquier caso, es el álbum que certificó que eran uno de los nombres imprescindibles de la segunda mitad de los noventa.
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