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North Atlantic Drift es el sexto álbum de la banda, publicado el 30 de junio de 2003 en Sanctuary Records, tras la ruptura con Island.
La grabación se llevó a cabo de nuevo en los Moseley Shoals Studios, su cuartel general, con Brendan Lynch todavía en la producción. Aquí ya no había presión por competir con Oasis ni por conquistar portadas, el grupo se centró en afinar un sonido más maduro, reposado y clásico, menos preocupado por sonar contemporáneo y más orientado a la herencia de los 60 y 70 que siempre los había inspirado.
El sonido se acerca a un rock más americana y folk-rock, con tintes soul y un acabado cálido, casi otoñal. Simon Fowler canta con un tono más grave y sosegado, mientras que Steve Cradock explora guitarras más atmosféricas, con ecos country y blues. Damon Minchella, todavía en la banda, aporta un bajo firme y elegante, y Oscar Harrison sigue aportando swing a la batería. En conjunto, es un álbum menos inmediato, pensado más para escuchar con calma que para corear en un estadio.
La crítica recibió el disco con cierta indiferencia, algunos señalaron que la banda se había instalado en una cómoda repetición de fórmulas, aunque hubo quien destacó la honestidad y la madurez de su propuesta. Comercialmente, el álbum alcanzó el número 24 en las listas británicas, confirmando la caída respecto a sus años de gloria, pero también demostrando que mantenían una base de seguidores sólida.
Como curiosidad, este fue el último álbum con Damon Minchella, que abandonó la banda poco después, lo que marcó el final de la formación clásica.
En la trayectoria del grupo, North Atlantic Drift es el inicio de su etapa madura e independiente, menos hits, menos exposición mediática, pero una libertad artística mayor. Supuso también el comienzo de la transición hacia un grupo más de culto que de masas, lo que los llevaría a redefinir su papel en los años posteriores.
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