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Truth Be Told fue el cuarto álbum de la banda, publicado en mayo de 2001 bajo Artful Records. La ruptura con Polydor se notaba en el planteamiento, menos presión comercial, más libertad creativa, pero también menos recursos y menor impacto mediático.
La producción recayó en Chris Sheldon (que ya había trabajado con ellos en A Maximum High) y fue grabado entre los Great Linford Manor Studios y otras localizaciones más modestas.
El disco mostró a una banda madura, consciente de que ya no competía en el escaparate del pop británico sino que hablaba directamente a su base de seguidores. El sonido es más denso y melódico, con un carácter a ratos introspectivo. Se notan influencias del rock alternativo de finales de los noventa y un ligero viraje hacia lo melancólico, aunque sin perder la chispa guitarrera que siempre los caracterizó. Rick Witter canta con más sobriedad, como si hubiera dejado atrás la chulería juvenil para entrar en un registro más reflexivo.
La crítica fue tibia, en parte porque para entonces el zeitgeist ya no estaba de su lado. A comienzos de los 2000, la prensa británica se había volcado en el garage rock revival (The Strokes, The White Stripes) y en nuevas escenas electrónicas, dejando a bandas como Shed Seven en una posición de “vieja guardia”. Comercialmente, el disco apenas rozó las listas y careció de la maquinaria promocional de sus años dorados, aunque cimentó la lealtad de su público de siempre.
En la trayectoria del grupo, Truth Be Told es importante porque representa el final de la primera etapa. Tras su publicación, las tensiones internas aumentaron, Paul Banks se marchó y el grupo acabaría separándose en 2003, cerrando así un ciclo iniciado más de una década antes. Con el tiempo ha ganado reconocimiento como una obra honesta, quizá no diseñada para las listas, pero sí para dejar constancia de que Shed Seven podían evolucionar sin perder identidad.
User Album Review
Their fourth album -- first after being dropped by Polydor -- with new bandmembers (guitarist Joe Johnson and keyboardist Fraser Smith joined shortly after Paul Banks fled to form the Rising) and with elevated, reedy courage to battle the belief that the band seemed utterly unable to write an album with more than a couple of decent tunes, Truth Be Told is likely as good, or as bad, as the band will ever be. That moment in "Cry for Help" when a victorious keyboard refrain comes out of nowhere to put the "This is my private hell" lyric up on its shoulders or how, especially in "Never Felt So Cold" or "Be Myself," listeners are shown what it would have been like if Johnny Dean had ever fronted the Black Crowes -- it's re-energized business as usual suddenly fueled by public dismissal. While other bands in analogous painted corners have either stuffed themselves with inventive absurdity (The Bluetones) or disappeared completely (Northern Uproar), Shed Seven digs their heels in, polishes their flag, and looks around -- anxious and desperate -- for someone to finally follow their lead.
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